sábado, 30 de agosto de 2008

Un detallito para ahorrar agua potable

El Consumo Responsable

Guillermo Quirós Alvarez, Oceanógrafo físico

La necesidad de organizar la economía según la justicia, el respeto al hombre y a los recursos naturales, ya no es una cuestión de opinión moral o política, es un imperativo que nos exige poner de nuestra parte. Esta posibilidad no deriva de derechos garantizados por la ley sino de la voluntad de vivir de forma responsable en lo cotidiano. El consumidor es el último eslabón del sistema económico y como tal tiene la responsabilidad y el poder de cambiar el estado a que se nos induce por los medios de comunicación social.

Las manifestaciones de la crisis social y ambiental en el Planeta son evidentes: todos los días encontramos ejemplos a nuestro alrededor o en los medios de comunicación del injusto reparto de la riqueza y el aumento de la pobreza o de los efectos que el actual desarrollo insostenible tiene para la Naturaleza. Son innumerables los ejemplos que van desde los fenómenos migratorios, hasta la deforestación o desertización, pasando por la explotación laboral (sobre todo de mujeres y niños) o el efecto invernadero.Vivimos en una sociedad que favorece el consumismo: nos hemos convertido en la generación de usar y tirar. La publicidad nos bombardea con anuncios cuyo objetivo no es nuestro bienestar, si no hacernos engranajes de un sistema que reduce a las personas a consumidores sumisos. Este modelo económico de producción y consumo tiende cada vez más a su agotamiento: es insostenible. Las instituciones tienen que cumplir su cometido y debemos exigirlo, pero tenemos a nuestra disposición medios de intervención que pueden tener una influencia directa sobre los centros de poder económico. Con nuestra forma de consumir podemos influir en la marcha de la economía y del mundo en forma directa. Un consumo consciente y responsable, orientado al fomento de actividades satisfactorias para la naturaleza y las personas, es un decisivo instrumento de presión frente al mercado. Si bien el concepto de Consumo Responsable es amplio, podemos entenderlo en tres elementos sustantivos:

1.El consumo ético. es aquel que se pregunta por las condiciones sociales y ecológicas en las que ha sido elaborado un producto o producido un servicio. Es una actitud diaria que consiste en elegir de manera meticulosa lo que compramos sobre la base de dos criterios: la historia del producto y la conducta de la empresa productora, señalándole al sistema los métodos productivos que aprobamos y los que condenamos.Se ejerce cuando se valoran las opciones como más justas, solidarias o ecológicas y se consume de acuerdo con esos valores y no solo en función del beneficio personal. Desde el consumo ético hacemos especial énfasis en la austeridad como valor, como una forma consciente de vivir, dándole más importancia a otras actividades que al hecho de consumir y teniendo la capacidad de distinguir entre necesidades reales e impuestas; organizándolas a nivel colectivo, garantizando a todas las personas la satisfacción de sus necesidades fundamentales con el menor despilfarro.La incorporación de estos valores en nuestro consumo no disminuye el bienestar y la calidad de vida, todo lo contrario. Es signo de bienestar comer carne, pero deja de serlo cuando constatamos en muchos de nosotros altos niveles de colesterol, o comemos con tanta abundancia que son frecuentes los problemas de obesidad. Esto incluye todas las esferas de nuestra vida, nuestras opciones más personales y supone un esfuerzo, pero no es imposible. Un primer paso sería esa toma de conciencia en el ámbito personal; un segundo compartir nuestras reflexiones para construir una conciencia colectiva.Este tipo de consumo implica dos aspectos fundamentales: La búsqueda de información y la formación de un pensamiento crítico con la realidad que nos rodea, con los medios de comunicación y la publicidad, cuestionándonos que hay detrás de cada cosa que consumimos y cuáles son sus consecuencias.

La reducción de nuestros niveles de consumo como una opción ética. Si nuestro modelo de desarrollo no es ecológico y genera estructuras sociales injustas, no es posible que estimulemos esta situación. Se trata de cambiar nuestro hábito de consumismo, optando por un modelo de bienestar y felicidad no basado en la posesión de bienes materiales: no es más feliz el que más tiene sino el que menos necesita. Es un cambio en nuestra escala de valores y en nuestras prioridades. Esto nos permitiría dedicar una mayor parte de nuestro presupuesto a comer de forma sana, disfrutar nuestro ocio de una manera más constructiva, reducir nuestro tiempo de trabajo e invertir en solidaridad y trabajo comunal.

El pequeño poder del consumidor puede ser muy eficaz. Hay que comenzar por la elección de nuestros alimentos, de nuestras compras para la vivienda, de nuestros vestidos, del uso de nuestro dinero, del tipo de empaque que aceptamos o rechazamos. Lo que falta es desarrollar una conciencia crítica y solidaria acompañada de comportamientos más colectivos y políticos: cuando hacemos la compra no tenemos que dudar que somos poderosos y que las empresas están en una situación de profunda dependencia de nuestros comportamientos como consumidor.

2. El consumo ecológico. incluye las tres erres del movimiento ecologista: Reducir, Reutilizar y Reciclar, en el que también se incluyen elementos esenciales como la agricultura y la ganadería ecológicas, entre otras formas de producción alternativa.

Si echamos una mirada en el tiempo para ver cómo ha cambiado nuestra forma de producir y de consumir, veremos que las culturas tradicionales que identificaban a las personas con su entorno social y ecológico han ido desapareciendo. El valioso y sencillo modelo campesino basado en una producción diversificada para el autoabastecimiento sin perjudicar al entorno, ha sido destruido.A principios del siglo XX se acentúa el desarrollo industrial en torno a las grandes ciudades y el abandono de los pueblos, pasando a depender cada vez más el medio rural de las ciudades y del capital. Las poblaciones humanas se concentran en grandes núcleos urbanos donde se pierde la relación con el medio físico y los recursos naturales. En los años 70 tiene lugar la llamada "revolución verde", concepto lanzado por el Banco Mundial como garantía de la seguridad alimentaria. Se basa en la mecanización y en la utilización de grandes cantidades de abonos artificiales y fitosanitarios en la industria agraria. Para adaptarse a estos cambios se necesitaba una gran inversión que los pequeños propietarios no podían asumir, por lo cual comenzó a cambiar la estructura de la propiedad, concentrándose en menos manos y provocando éxodo en el campo y envejecimiento de la población rural. Este fenómeno se ve acentuado por las políticas derivadas de la inclusión de los Estados en organismos financieros internacionales, que cambian la normativa sobre el uso de los recursos e incentivan a las grandes explotaciones agrícolas y ganaderas de carácter industrial más rentables en términos económicos.Los procesos de globalización económica están transformando la estructura socioeconómica del medio rural. La producción se desplaza a países con menos costo de producción y menos protección ante los crímenes ecológicos. Todo esto va encaminado a una producción destinada más al mercado que a las personas. El productor se convierte en cliente dependiente de las multinacionales agroquímicas (que le suministran semillas, fitosanitarios, combustible,...) y en proveedor de materia prima barata para la industria alimentaria y las grandes cadenas de alimentación.Se está imponiendo un modelo arrasador que provoca desaparición de culturas campesinas y ganaderas más integradas en el medio natural, despoblamiento del campo, destrucción de ecosistemas, pérdida de diversidad agrícola y biológica, contaminación y deterioro de la calidad y seguridad alimentaria. Paralelamente nos imponen otros hábitos de consumo, al incrementarse la producción de pocos tipos de alimentos, en detrimento de la producción tradicional de nuestra dieta.

3. El consumo solidario. se impulsa el comercio justo, considerando las relaciones sociales y condiciones laborales en las que se ha elaborado un producto o producido un servicio. Se trata de pagar lo justo por el trabajo realizado. Se trata de eliminar la discriminación por causa del color de la piel, nacionalidad, género o religión; se trata de visualizar alternativas sociales de integración y de inducir un nuevo orden económico internacional. A lo largo de la historia de la humanidad el comercio ha jugado un papel importante en el intercambio de bienes, tecnología y modelos culturales, permitiendo un recíproco enriquecimiento. En la actualidad el comercio es cada vez más subordinado y uniformado a las reglas del capitalismo. La producción destinada exclusivamente hacia la exportación, está causando graves consecuencias para los pueblos. Entre otras, la pérdida de autosuficiencia alimentaria, el saqueo permanente de los recursos naturales y la imposición de hábitos de consumo irracionales ajenos a su tradición cultural. En este sentido las multinacionales y el capital no dividen al mundo en Norte y Sur o entre las diferentes culturas, la auténtica división que plantean es entre quienes pueden comprar -que constituyen el mercado- y quienes no pueden hacerlo -que representan algo inútil que podemos desechar-. Los intereses de las multinacionales que controlan gran parte de la producción y del comercio internacional, no es generalizar el consumo y el bienestar a la humanidad, lo es reforzar los niveles de consumo entre los que tienen un nivel económico suficiente para gastar.

Reglas de oro

1. Ser críticos con nuestro consumo y nuestra forma de vida, aplicando filtros tejidos con valores éticos. 2. Exigir información e informarnos acerca de las condiciones sociales y medioambientales en las que un producto o un servicio ha sido elaborado, como ha llegado hasta nosotros y cuáles son sus consecuencias sobre el ambiente. 3. Reducir nuestro consumo, como opción ética y ecológica, optando por un modelo de bienestar y felicidad no basado en la posesión de bienes materiales.4. Practicar un consumo respetuoso con la naturaleza, reduciendo, reutilizando y, por último, reciclando y consumiendo productos ecológicos y artesanos. 5. Practicar un consumo solidario y socialmente justo, respetuoso con las personas y las culturas, en el que no haya lugar para la discriminación ni la explotación.


viernes, 22 de agosto de 2008

AFILIACIÓN

ESCRIBANOS A redconsumo@gmail.com Y LE ENVIAREMOS LA BOLETA DE AFILIACIÓN

miércoles, 20 de agosto de 2008


Documento de Principios-Ejes y Objetivos

Red de Consumo Alternativo:
“Una Red de Consumidoras y Consumidores”

Documento de Principios-Ejes y Objetivos
Fecha de Constitución Jurídica: 29 de marzo 2008
Nombre Jurídico: “Asociación Red de Consumo Alternativo”
Ubicación Geográfica: Nacional, (Con Relaciones y Alianzas Regionales)


Identidad de la Red

La Red de Consumo Alternativo es un espacio que reúne a consumidoras y consumidores individuales, a organizaciones y expresiones de consumo que buscan desarrollar a nivel local, nacional y regional un consumo alternativo, responsable, consciente, justo y solidario, promoviendo la participación en espacios de decisión política para la generación de cambios económicos, políticos y sociales.

Ejes de acción
El trabajo de la Red girará alrededor de 4 ejes de acción básicos:
1. Comercio Justo
2. Consumo Responsable
3. Vida sana (Movimiento Slow)
4. Certificación Participativa

MISIÓN

Crear una conciencia colectiva alrededor del poder y la responsabilidad que cada persona ejerce y debe asumir por medio del acto de consumo, para organizar a las y los consumidores conscientes y responsables para generar cambios en la sociedad.

VISIÓN

Lograr que exista en Costa Rica consumidoras y consumidores responsables y concientes del poder que ejercen a través del consumo. Que participen en la construccion de un desarrollo sostenible y respetuoso

PRINCIPIOS

• Para el desarrollo de las sociedad desde un enfoque de consumo sustentable y responsable
• Humanistas
• Pluralistas
• De Valoración y respeto del medio ambiente
• Una visión holística del mundo
• De solidaridad como un valor importante en la construcción de una sociedad más humana y más justa
• De Responsabilidad Social y Ambiental
• De equidad de género


Objetivo general

Constituir, consolidar y dinamizar una Red de consumidoras y consumidores individuales, a organizaciones y expresiones de consumo que compartan y desarrollen un consumo alternativo basado en el principio de ejercer una ciudadanía consciente y responsable por medio del consumo y utilización de servicios mediante un consumo alternativo, responsable, consciente y solidario y la promoviendo la participación en movimientos que busquen el desarrollo de una economía y una sociedad mas equitativa, solidaria y responsable

Objetivo Específicos

OBJETIVOS META ACTIVIDADES
1. ORGANIZACIÓN
Conformar un organismo que agrupe a consumidoras y consumidores a nivel local, nacional y regional y a diversas organizaciones y expresiones de consumo
Establecer un colectivo estructurado de consumidores y consumidoras, organizaciones y expresiones de consumo con capacidad de realizar diversos proyectos y actividades para promocionar y facilitar un consumo responsable • Formalizar el carácter jurídico y organizativo para la Red
• Promover la integración de consumidoras y consumidores individuales
• Buscar y promover la participación de organismos o de expresiones de consumo
2. COMUNICACIÓN
Comunicar, informar y sensibilizar a diversos públicos (organizaciones sociales, población estudiantil, empresas e instituciones públicas y privadas y de la economía social y consumidores y consumidoras, entre otros)
Generar reflexión y cambios de actitud de las personas ante el consumo, buscando que éste sea un acto consciente y responsable en temas de, educación ambiental, producción agro ecológica, comercio justo y calidad de vida (Movimiento Slow)
que permita un cambio en la sociedad. • Realizar actividades de sensibilización en instituciones educativas.
• Buscar espacios radiales para la comunicación.
• Generar vínculos y contactos con medios de comunicación para sensibilizar sobre estos temas.
• Crear las condiciones para la producción de un boletín informativo digital e impreso
• Crear las condiciones para la creación de una página web
3. FORMACIÓN
Capacitar, formar y educar a diversos públicos, mediante talleres, capacitaciones, cursos y otros
Desarrollar actitudes y capacidades en las consumidoras y consumidores en los principios del consumo responsable. Así como lograr la incidencia política necesaria para avanzar en los cambios sociales y económicos • Realizar actividades de capacitación y formación a colectivos diversos
• Crear y adaptar herramientas educativas sobre los ejes temáticos
• Organizar espacios de formación y fortalecimiento a lo interno de la Red

4. COMERCIALIZACIÓN
Crear espacios alternativos para la comercialización de productos y servicios acordes a los principios y ejes de la Red.
Promover y generar espacios de comercialización que procuren satisfacer las demandas de las y los consumidores dentro del marco de consumo responsable • Impulsar Proyectos de “Tiendas de Consumo Alternativo”
• Elaborar una base de datos que contenga información sobre los productos y servicios relativos las características del consumo responsable
• Promover proyectos de comercialización que cumplan con los principios de la Red
5. ALIANZAS E INTERCAMBIO
Generar espacios de intercambio y alianzas estratégicas con experiencias e iniciativas de consumo u otras organizaciones sociales afines o consecuentes con nuestros principios y propósitos.

Fortalecer las relaciones entre la red y organizaciones o expresiones de consumo, promoviendo el crecimiento de un consumo responsable a nivel local, nacional y regional y generando la incidencia necesaria para alcanzar los cambios esperados.

• Propiciar encuentros Nacionales de Organizaciones o expresiones de consumo.
• Organizar y participar en ferias y eventos, campañas y otros proyectos aportando desde el enfoque de consumo
• Promover encuentros de organizaciones nacionales e internacionales involucradas en la Certificación Participativa.
• Generar espacios de discusión y acción sobre temáticas y políticas nacionales e internacionales desde el enfoque y experiencia del consumo en alianzas con otros actores de la sociedad.

Junta Directiva

Vocal 1: Carolina Somarribas, Gestión Local, UNED
Vocal 2: Rebeca Brenes, Ingeniera Forestal
Vocal 3: Carolina Calderón, Estudiante y miembro MAIZ
Vocal 4: César Augusto Parral, periodista UCR
Vocal 5: Elizabeth Rodríguez, Comités Patrióticos, Proyecto Mercado Alternativo Virtual
Secretaría: Carlos Hernández, Comercio Justo, organizaciones agrarias y campesinas
Tesorería: Marta Chacón, Comités Patrióticos
Vice- Presidencia: Yasy Morales, Comercio Justo y Comités Patrióticos
Presidencia: Anthony García, Consumo y MAOCO
Fiscalía: Patricia Sánchez, Agronomía U.C.R., y Slow Food


Red de Consumo Alternativo
“Una Red de Consumidoras y Consumidores”

"Es un mito que en los supermercados los precios sean más baratos que en una tienda de barrio”

"Es un mito que en los supermercados los precios sean más baratos que en una tienda de barrio”
miércoles 9 de julio de 2008

Esther Vivas:
Esther Vivas es miembro de la Xarxa de Consum Soliari y una de las coordinadoras del libro Supermercados, no gracias, editado por Icària Editorial y que ya va por su segunda edición. Hablamos con ella para analizar el impacto de la distribución y el consumo de productos en nuestras vidas y el papel que juegan las grandes superficies comerciales.
Además damos un vistazo a la situación del movimiento por un consumo responsable en nuestro país (España).
¿Qué papel juegan hoy en día los supermercados en nuestra sociedad?
Los supermercados ejercen un control total sobre la cadena de distribución de los alimentos. Nos encontramos que, muchas veces, son los supermercados los que acaban determinando lo que comemos, cómo lo comemos, en definitiva nuestro modelo de consumo y nuestro modelo de alimentación. Uno de los impactos más graves del modelo de distribución actual que generan los supermercados es el monopolio que ejercen sobre la cadena de comercialización de los alimentos. Por ejemplo, en el Estado español hay cinco empresas que controlan el 55% de la distribución de alimentos: Carrefour, Alcampo, Mercadona, Eroski y El Corte Inglés. Si a estos les añadimos las dos principales centrales de compra, nos encontramos que siete empresas controlan el 75% de la distribución de alimentos.

¿Qué es exactamente la Gran Distribución Alimentaría (GDA)?
Cuando hablamos de la GDA nos referimos a estas grandes empresas que controlan y monopolizan el mercado de la distribución de alimentos. Hoy en día la GDA sumada al modelo de agricultura genera, cada vez más, la desaparición de nuestros campesinos. Actualmente, en el Estado español poco más del 5% de la población activa es campesina y en Cataluña este porcentaje se reduce al 1%. Esto significa que nuestra alimentación queda en manos de estas multinacionales. Hay estudios que señalan que si este modelo de producción y distribución continúa, en los próximos quince años tendremos que importar el 80% de los alimentos. Es totalmente irracional, puesto que estamos consumiendo productos de la otra punta del mundo, con el impacto medioambiental que esto supone, cuando los mismos productos muchas veces se elaboran aquí.

¿Qué impacto tiene todo esto en las condiciones laborales?
Los trabajadores sufren en primera persona el modelo de distribución de alimentos y de producción. En los países del Sur las cadenas de distribución intentan establecer, cada vez más, un precio inferior y sacar el máximo beneficio. Esto implica presionar a sus proveedores en el Sur para que les sirvan el producto a un precio más bajo. Este proveedor, a la vez, se ve obligado a presionar a sus trabajadores, de tal manera que este modelo de distribución tiene un impacto directo en la producción y por lo tanto en las condiciones de trabajo en el Sur. Pero no sólo en el Sur, aquí también hay una precarización total de las condiciones laborales en los supermercados. Además, cuando los trabajadores se intentan organizar sindicalmente en las grandes superficies, se los hecha o se les persigue.

¿Sería posible una disminución de los precios actuales?
Los supermercados, a menudo, nos dicen que tienen los precios más baratos, pero esto es falso. Hay un estudio de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos, que es el principal sindicato de campesinos a nivel estatal, que indica que los productos de las tiendas tradicionales son más baratos, siendo los supermercados un 11% más caros que éstas. Lo que sucede es que los supermercados llevan a cabo campañas de marketing donde anuncian algunos de los productos que en aquel momento tienen más baratos, pero la media de venta al público es más elevada.

Entonces, ¿el mito de que consumir en pequeñas tiendas de barrio es más caro es falso?
En la mayoría de supermercados la media de los precios de los productos no es tan barata como nos parece. En muchos casos, se trata de un mito. La gente considera que ir a comprar al supermercado es más barato y más cómodo, pero en la práctica cuando compras en un supermercado compras productos que en el fondo no son tan baratos.

¿Hasta qué punto el consumidor es libre de escoger lo que quiere y lo que no quiere?
En el modelo de consumo y de alimentación actual, las grandes cadenas ejercen un control muy grande y, de hecho, según varios estudios, el 80% de las compras se realizan en supermercados. Esto no quiere decir que nosotros no podamos rechazarlo. Hace falta partir de una toma de conciencia de los consumidores sobre qué implica la compra en estos establecimientos y, a la vez, es necesario también tomar conciencia política. Y, entonces, a partir de aquí, empezar a buscar alternativas.

¿Cuáles son estas alternativas?
Hay que optar por un modelo de consumo más crítico y responsable. Debemos de consumir aquello que realmente necesitamos. Pero a veces se puede caer en una cierta idealización del poder del consumidor y de la actitud en el ámbito del consumo. Creo que el poder del consumidor y la opción que escoge al consumir es importante, pero no se puede idealizar. También es necesario organizarse políticamente y de forma colectiva para generar cambios. En este sentido, es fundamental la organización política en el ámbito del consumo. Esto implica que el consumidor debe trabajar políticamente con otros sectores y colectivos que se ven afectados por este modelo de distribución como el campesinado, los ecologistas, las comunidades locales, los trabajadores y trabajadoras.

¿En qué momento se encuentra el consumo responsable en Cataluña? ¿Qué retos de futuro tiene por delante?
Ahora hay una creciente toma de conciencia por parte de la gente. El problema es que a veces esta toma de conciencia tiene un carácter despolitizado y es más resultado de una voluntad individual de consumir de forma más sana. El reto fundamental es la polititzación de estos sectores de consumidores y entender que un modelo de consumo alternativo sólo será posible con un cambio de paradigma y de sistema. Los retos de futuro pasan porque haya un trabajo político de cuestionamiento de este modelo. Se tiene que ir más allá y entender el consumo como el resultado del modelo y del sistema capitalista, y esto pasa por una organización colectiva de la gente.
Entrevista realizada por Manel Ros publicada en La Directa, nº87.